10 de octubre de 2009

Buscando un símbolo de... ¿paz?

Hay algo sobre lo que quiero escribir hace tiempo. Es algo que, en estos últimos meses, se ha hecho particularmente "palpable" en mi vida, y que por esta razón ha estado rondando tanto en mi cabeza. De hecho, estoy haciendo esta introducción porque no sé cómo arrancarlo, porque se me ocurren tantas cosas para decir que quisiera organizarlas de alguna manera, y porque así soy.

En fin, manos a la obra...

El "gran tema gran" es, lisa y llanamente, el objeto de neurosis, u OdN para los amigos. Es eso que ocupa nuestra atención, que se lleva gran -o la mayor- parte de nuestra energía mental y que, como su nombre lo indica, no existe. Sólo recibe lo que nosotros le cargamos. Por poner un ejemplo muy simple -y que nada tiene que ver con MIS objetos, a ver si todavía muestro mi Talón de Aquiles-, la más rutinaria reunión de trabajo puede convertirse en el día del Juicio Final si nos encargamos de destinarle la suficiente energía psíquica.

Se me ocurren diversas razones, en las que no ahondaré, por las cuales uno puede llegar a necesitar evadirse y así desarrollar el suyo propio. Lo que me llama la atención no es el origen, sino que el fin, aunque no todos cierran su ciclo de la misma manera.

En mi experiencia, hay dos grandes categorías: los crónicos y los provisionales. Los segundos, entiendo yo, tienen como única función aliviar -y, así, perpetuar- a los primeros. Los provisionales aparecen rápido, y se van aun más fácilmente. Es ahí cuando nuestro OdN crónico empieza a hacer ruido, a recordarnos su existencia por más fuerza que hagamos. Si tenemos suerte, aparecerá algún placebo provisional que nos deje contentos un tiempo más.

Si no, estaremos escribiendo un post al respecto, tratando de demorar el momento en el cual asumamos que el crónico está volviendo con ganas, y que no sabemos cómo pararlo.

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