28 de octubre de 2009

Frugalidades y el equilibrio universal

Encontrábame analizando la posibilidad de un nuevo post -y qué profundo tema tocar- cuando se cortó la luz.

Ya estoy bastante grande como para tenerle miedo a la oscuridad, pero el brusco cambio siempre me paraliza (supongo que no soy la única). Más allá de lo visual, lo que más me "afecta" es el sonido; todo se apaga de golpe, y así me quedo yo, aunque mi mente piensa "Concha, la computadora!". Si estoy en un día emo hasta puedo llegar a hacer, en un fracción de segundo, una analogía entre la muerte de los objetos y nuestro inexorable destino. Afortunadamente, la luz se corta con poca frecuencia, y rara vez coincide con un día bajón.

En fin, hace unos minutos, en la oscuridad de mi habitáculo, logré reconectar mente y cuerpo. Me levanté, apagué (redundante, ¿no?) un par de cosas y fui a buscar una vela. Giré sobre mis talones para agarrar el encendedor con el cual prenderla, cerré los ojos para que la llama no dañara mis frágiles órganos visuales (?), y, cuando los abrí... LA LUZ HABÍA VUELTO. En ese exacto milisegundo.

Así fue como, gracias a esta burda coincidencia, vuelvo a pensar en cuán sabio es el cosmos, y cómo le encanta cagarse de la risa en mi cara.

20 de octubre de 2009

Quiero mi síntesis.

10 de octubre de 2009

Buscando un símbolo de... ¿paz?

Hay algo sobre lo que quiero escribir hace tiempo. Es algo que, en estos últimos meses, se ha hecho particularmente "palpable" en mi vida, y que por esta razón ha estado rondando tanto en mi cabeza. De hecho, estoy haciendo esta introducción porque no sé cómo arrancarlo, porque se me ocurren tantas cosas para decir que quisiera organizarlas de alguna manera, y porque así soy.

En fin, manos a la obra...

El "gran tema gran" es, lisa y llanamente, el objeto de neurosis, u OdN para los amigos. Es eso que ocupa nuestra atención, que se lleva gran -o la mayor- parte de nuestra energía mental y que, como su nombre lo indica, no existe. Sólo recibe lo que nosotros le cargamos. Por poner un ejemplo muy simple -y que nada tiene que ver con MIS objetos, a ver si todavía muestro mi Talón de Aquiles-, la más rutinaria reunión de trabajo puede convertirse en el día del Juicio Final si nos encargamos de destinarle la suficiente energía psíquica.

Se me ocurren diversas razones, en las que no ahondaré, por las cuales uno puede llegar a necesitar evadirse y así desarrollar el suyo propio. Lo que me llama la atención no es el origen, sino que el fin, aunque no todos cierran su ciclo de la misma manera.

En mi experiencia, hay dos grandes categorías: los crónicos y los provisionales. Los segundos, entiendo yo, tienen como única función aliviar -y, así, perpetuar- a los primeros. Los provisionales aparecen rápido, y se van aun más fácilmente. Es ahí cuando nuestro OdN crónico empieza a hacer ruido, a recordarnos su existencia por más fuerza que hagamos. Si tenemos suerte, aparecerá algún placebo provisional que nos deje contentos un tiempo más.

Si no, estaremos escribiendo un post al respecto, tratando de demorar el momento en el cual asumamos que el crónico está volviendo con ganas, y que no sabemos cómo pararlo.

7 de octubre de 2009

¿Un kg de plumas o un kg de plomo?

¿Qué pesa más?

a) Llegar de una ardua jornada laboral y darme un relajante y merecido baño usando todas las boludeces que me regalaron para mi cumple ^^
b) Salir del mismo y descubrir que, al mejor estilo cotinosiglístico, inundé todo y me tengo que poner a limpiar.

Afortunadamente, hoy ganó la opción A... pisanlov!