Érase una vez una joven damisela que vivía en un rutinario, aburrido y predecible cosmos. Si bien de a ratos le daban ganas de abandonarlo, una mezcla de cobardía y desánimo la perpetraban en él. Un día, sin embargo, conoció a alguien que, poco a poco, fue rompiendo sus arcaicos e irreales esquemas, sumergiéndola en la incertidumbre del caos. Para nuestra sorpresa, la damisela fue feliz.
Luego de esta deplorablemente cursi y ñoña parábola, sólo diré esto: =).
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